CD Agua

Agua - Inma Luna

Agua - Inma Luna

Letra y música: Inmaculada Alguacil Herrero (Inma Luna)
Arreglos musicales: José Manuel Alonso
Grabación, mezcla, mastering: Castle Rock Records
Diseño gráfico: Juan A. Riviere

© 2021. Todos los derechos reservados.
Depósito Legal: BI-00176-2021

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¿Dónde puedes escuchar... "Agua"?

Letras

Catorce puertas cerradas, y sin saber qué pasa.
Por qué no es cálido el frío,
me mira el tren y pasa, me mira el tren y pasa.

Por qué se casan los lirios, y les tañen las campanas.
Por qué me rozas la mano,
al saber que yo pasaba, al saber que yo pasaba.

Y mientras murmuro a las flores, y espero al viento,
a ver si me habla, a ver si me habla, a ver si me habla.

Y es que se empeña la guerra, en ver hilos que separan,
y primavera y escarcha
son diferentes y hermanas, son diferentes y hermanas.

Metí los pies en el río, la corriente me enredaba,
y aquí está pasando todo,
y dicen que no pasa nada, dicen que no pasa nada.

Y mientras murmuro a las flores, y espero al viento,
a ver si me habla, a ver si me habla, a ver si me habla.

Son esos mares inmensos, amores que no se olvidan,
se mecen en nuestras almas,
limpias con agua bendita, limpias con agua bendita.

Catorce puertas abiertas, y fue el pasar de los días,
era mi voz sin batallas,
amarlo todo por nada, amarlo todo por nada.

Y mientras murmuro a las flores, y espero al viento,
a ver si me habla, a ver si me habla, a ver si me habla.

Sé que me pasaré la vida echándote de menos.
Igual coincidimos en alguna estación, un día cualquiera.

Cuando tú me mirabas, yo me escondía.
Por llegar a tu vida, tú estremecías.
Cuando yo cantaba, tus besos me oían.

Sé que me pasaré la vida echándote de menos.
Igual coincidimos en alguna estación, un día cualquiera.

Cuando yo te esperaba, tú resistías.
Al oír tu voz, yo me moría.
Si yo me acercaba, tú me evadías.

Cuando yo te amaba, tú te rendías.
Silencio de hielo en tu poesía.
Quédate en mis sueños, o vive en mis días.

Sé que me pasaré la vida echándote de menos.
Igual coincidimos en alguna estación, un día cualquiera.

Pues nuestro hilo es tan sutil, que se presiente la locura.
Y si no anido ya en tu pecho, me faltará la luz del día…
y el litoral de mi piel hogar sereno de tu vida.

Sé que me pasaré la vida echándote de menos.

Sé que jamás podré abrazarte,
sé que jamás podré mirarte,
sé que jamás podré tocarte, pero nunca…
jamás dejaré de amarte,
jamás dejaré de amarte,
jamás dejaré de amarte.

Para que quiero dos alas, si mi alma vive en una canción.
Para que quiero dos alas, si yo he volado al mundo del amor.
La música que me envuelve, manta de cuna que me da calor.
Mira en mis ojos y di, que no soy nada si no tengo voz.

Para que quiero dos alas, si mi alma vive en una canción.
Que sueña con la locura, con la ternura y muerte de pasión.
Que canta a la rebeldía, mis sueños rotos y besos de amor.
Mira en mis ojos y di, que no soy nada si no tengo voz.

Vivir, en este pueblo lindo donde amo morar,
Hecho de calles, hecho de calles, por donde danzar.
Caminos viejos, son sabias piedras, por donde pisar.
Placita, placita escrita, de mil poemas para cantar…

Para que quiero dos alas, si mi alma muere en una canción.
Que sueña con la esperanza, mundos lejanos que ahora son de sol.
Que afina la tiranía, toda la angustia y el mayor deshonor.
Mira en mis ojos y di, que no soy nada si no tengo voz.

Vivir, en este pueblo donde amo morar.
Hecho de calles, hecho de calles, por donde danzar.
Caminos viejos, son sabias piedras por donde pisar.
Placita, placita escrita de mil poemas para cantar…

Vivir, en este pueblo donde amo morar.
Hecho de calles, hecho de calles, por donde danzar.
Caminos viejos, son sabias piedras por donde pisar.
Placita, placita escrita de mil poemas para cantar…

Placita, placita escrita de mil poemas para cantar…

Uuu…

Cuando llueva la luna sentiré el roce de tus manos.
Ven, ven hacia mí, ven, ven hacia mí.
Acércate muy, muy lentamente…
Busca el juego lánguido de mis ojos,
y acaríciame antes de partir.

Cuando llueva la luna, sentiré el roce de tus manos.
Ven, ven hacia mí, ven, ven hacia mí,
ven hacia mí muy, muy lentamente…
Déjame saborear el deseo, el deseo, de la distancia
y acaríciame antes de partir.

Cuando el bosque haya amanecido,
se alejará tu piel y sólo, sólo besará mi boca
una gota desnuda de agua de luna.
Ven, ven hacia mí, ven, ven, ven hacia mí,
y rózame… rózame… rózame.

Uuu…

Agua de luna. Agua de luna. Agua de luna.
Agua, agua de luna.

Uuu…

Ven, ven aquí. Ven, ven aquí. Ven, ven aquí…

Día tras día,en un desierto eterno,
voy tras tu encuentro.

Te perdí pronto,
¡Y te amaba tanto!
Mi alma pequeña se perdió en la nada
mientras sólo fue soñada . . .

¿Y mi sonrisa de niña?
¿Y la alegría de mis lámparas brillantes apagadas antes de nacer la infancia?
Perdidos mis juegos de paz.
Los cuentos regalados con voz dulce en la noche.
Perdidas las caricias de unos dedos ligeros enredados entre mi rostro y mi pelo.

Mudo quedó el abrazo cálido.
¿Dónde te fuiste infancia mía tan lejana, dónde fuiste a descansar?

¿Y mi sonrisa de niña?
¿Y la alegría de mis lámparas brillantes apagadas antes de nacer la infancia?
Perdidos mis juegos de paz.
Los cuentos regalados con voz dulce en la noche.
Perdidas las caricias de unos dedos ligeros enredados entre mi rostro y mi pelo.

Noche tras noche,
en un desierto eterno,
voy tras tu encuentro.

¿Fuiste quizá a beber del agua de mi acequia amada, donde cada noche me diluyo cristalina con el agua?

¿Fuiste a mi patio pequeño solitario y feliz, donde va a esperarte mi alma? (bis)

La, la, la, la…

Cuando me pregunto por qué te amo, no hallo respuesta alguna.

Cuando me pregunto por qué te amo, comienzo un viaje eterno que transcurre en un segundo.

Más allá de la velocidad de la luz . . .

Todo mi cuerpo conforma silueta de pez ágil, que nada hacia una
densa profundidad, un insondable lugar.
El centro de la Tierra . . . o más y más . . .

Y en este viaje transcurren miles de noches y días, oigo ruidos de la vida, y me deslumbran cientos de luces . . .

Sin poder detenerme, atrapada en el voraz avance,
no puedo respirar . . . no puedo respirar . . .

Esos días y noches convulsos, ataviados de murmuraciones y aullidos sin sentido, me alejan, me aguijonean para que no demore en el gran viaje.

Y es el viaje hacia mi centro, mi Big-Bang.

Lejos de mi presente:
Años, décadas, siglos, lustros,
quién sabe cuántos anillos de árboles más . . .

Más allá del tiempo y el espacio.
Más allá de la Tierra.
Más allá de la fuerza de mi cuerpo escurridizo, he de detenerme.

¡Y estás allí!, en ese extraño lugar.
Explosión, anidamiento, adición, continuación, luz, crecimiento.
Respuestas . . .
Amor.

Comienza un nuevo viaje…, el mismo viaje.

Cuando me pregunto por qué te amo,
mi discurso necio, mis preguntas sin palabras se transforman en un pez ligero que nada hacia el saber, a través de un túnel de miles de vidas vividas por mí…
y allí, en aquel lejano fondo alumbrado por espectros sin manos, se unen en Sagrado Deseo los dones, las almas nacidas del Divino Ser . . .

Cuando me pregunto por qué te amo, me siento cansada y abatida.

Hace unos días hallé otra respuesta.

Y mi cansancio cansado . . . aún más cansado.

No finaliza mi viaje en lo profundo del final, sino en la superficie del principio, que ha regresado del éxodo . . .

Externo, abierto, sincero, inmenso, centrífugo, libre…
Ascendente…
Amor.

Jamás se consuma.

Estoy cansada.
En el ruido de ésta mi vida consciente, voy a yacer en remanso al Sol y pequeño pájaro . . . y sin darme a penas cuenta, siento,
siento estremecida… que vuelves a estar a mi lado.

Tantos días esperando a adivinar tu madurez.
Porque tú, amor, me disfrazaste de la forma más cruel.

Tantos días en silencio ese silencio que no acaba,
tantos días bautizada en espiral que nunca alcanzará el fresco vergel.

Y es que el amor es laberinto y se consume si no bebe mi sed…

Y la pasión, esperando tras la flor de mi vestido.
Pues me hiciste devorar miles de árboles heridos.

Tantos días en silencio ese silencio que no acaba,
tantos días bautizada en espiral que nunca alcanzará el fresco vergel.

Y es que el amor, es laberinto y se consume si no calma mi sed…

No puede ser pecado esto que yo siento, no puede ser pecado,
no puede ser pecado, no puede ser pecado…

No puede ser sensato esto que yo pienso, no puede ser sensato,
no puede ser sensato, no, sólo es… el Dios de un ser… enamorado.

Tantos días en silencio ese silencio que no acaba,
tantos días bautizada en espiral que nunca alcanzará el fresco vergel.

Y es que el amor, es laberinto y se consume si no calma mi sed…

No puede ser pecado esto que yo siento, no puede ser pecado,
no puede ser pecado.

No puede ser sensato esto que yo pienso, no puede ser sensato,
no puede ser sensato, no, sólo es… el Dios de un ser… enamorado.

Tantos días…

Cree el poderoso que, en el cielo hay un castillo,
pisa fuerte esas cabezas, hazlo bien lo alcanzarás.

Olvidó el poderoso que, devorando a sus hermanos,
le recuerdo que también puede vivir con fruta y pan.

Siente el poderoso que no acaba la belleza, nunca se paró a pensar, que su réquiem para un muerto aún está, aún está por llegar.

Sube cómodamente el ascensor de los elegidos, nunca usa la escalera porque es sucio… porque es sucio…, hace sudar.

Piensa el poderoso que el de abajo no tiene luchas, ni desdichas, que se apañe con su Dios.

Piensa el poderoso que el de abajo no tiene alma, ni desdichas, que se apañe con su Dios, con su Dios y su rezar.

Y habla el poderoso que, sonriendo a los de abajo,
con esa bondad tan necia, es un líder, ¡nos salvará!

Dice el poderoso que, que las mezclas no son buenas,
que alma del desheredado jamás debe mandar.

Pobrecillos los de abajo que no saben, que no entienden, hay que guiarlos al caminar.
Déjalos con sus harapos, mientras lloren…, no pensarán.

Vive el poderoso en la mansión de su avaricia, no me llamen, no importunen, venga usted otro día más…, otro día más.

Piensa el poderoso que el de abajo no tiene luchas, ni desdichas, que se apañe con su Dios.

Piensa el poderoso que el de abajo tiene fronteras, no te enojes, que se apañe con su Dios, con mi Dios y mi rezar.

Nana, la nana, la nana,
nana, la nana, la nana.

Nana, la nana, la nana,
nana, la nana, la nana.

Vuela en mi alma,
corre en la hierba,
sois la luz, el faro de mi mar.

Nana, la nana, la nana,
nana, la nana, la nana.

Nana, la nana, la nana,
nana, la nana, la nana.

Vuela en mi alma,
corre en la hierba,
sois la luz, el faro de mi mar.

Agua,
agua de mil poemas.

Agua que me limpie,
agua que me sane,
agua de la buena senda.